El otro día
comenté en un email mi opinión sobre el tema del Certamen de Escultura
"para desempleados". Es indigno, de mal gusto e incluso ofensivo
denominarlo así, pero lo es más la manera en la que un Certamen de renombre, en
la que han participado escultores de gran nivel, de cuyas obras disfrutamos en
muchos rincones de Villamayor, haya llegado a este punto de total desprestigio.
No me alegro, ni mucho menos, me da pena, pero es la crónica de un hecho
anunciado: unas bases sin pies ni cabeza, en las que el requisito principal es
ser desempleado y empadronado, y en la que la calidad artística no parece ser
importante (¡en un certamen artístico!), da como resultado esto: se presentan
dos participantes, la calidad es tan baja que se declara desierto, al alcalde
le da la pataleta de querer dar a toda costa el premio (en un alarde de acto
benéfico más que artístico), y como no le dan la razón, coge y se va. Y por
último, pero casi más importante, ¡el segundo premio es para el hermano de la
concejala de cultura! ¡esto es de traca!. ¿Les suena de algo la palabra
nepotismo?. ¿No es más normal que, antes de meter bases absurdas como la de los
desempleados, empiecen por una, de sentido común pero que, evidentemente en
este ayuntamiento se pasan por el arco de triunfo, que es impedir la
participación a familiares directos del jurado o del ayuntamiento?. Creo que
este premio es claramente impugnable, y alguien debería tomar cartas.
Sigan así, y
acabarán por darle la puntilla al Certamen de Escultura (si es que no se la han
dado ya con lo de este año), y con él, quizá consigan arrastrar también una
feria de la piedra con varios años de prestigio.