"Las vacaciones llegan a su fin y la reincorporación a la vida cotidiana nos puede obligar a hacer algunas consideraciones acerca de lo que ha ocurrido en las últimas semanas en nuestro pueblo.
Las fiestas protagonizaron en mes de agosto en Villamayor, y, dentro de ellas, capitaneó la información un lamentable suceso de esos que marcan la vida de un pueblo pequeño como el nuestro. Un joven fue acuchillado por un macarra de tres al cuarto, indigno de pasear por las calles de cualquier lugar civilizado.
La población se sintió conmocionada y nuestras autoridades reaccionaron con precipitación, con escasez de inteligencia y con verdadera falta de visión. Así, tras los primeros dimes y diretes, se anunció la suspensión de la discoteca que habría de celebrarse esa misma noche.La decisión fue adoptada más con el corazón que con el cerebro, pues no se sopesaron las consecuencias que podría acarrear.
En cualquier caso, fue una decisión adoptada desde la máxima autoridad municipal y, desde los más elementales puntos de vista de democracia y buen funcionamiento institucional, debería haber sido respetada.En Villamayor existen personajes siniestros, más sacados de un cómic de los años sesenta que de la actualidad, dispuestos a menospreciar la voluntad popular, dispuestos a socavar los pilares democráticos y destinados (según su torpe modo de actuar) a erigirse en los únicos poseedores de la razón.
Así, un concejal de fiestas y seguridad ciudadana, desoyendo, DESOBEDECIENDO las órdenes de alcaldía decidió que el festejo habría de celebrarse.Amén de ser un acto delictivo (nadie puede arrogarse la potestad de estar por encima de las decisiones de alcaldía), deja al descubierto la personalidad de ese concejal, con claras ínfulas dictatoriales (se alza sobre los representantes del pueblo) y mesiáni
cas (se cree el salvador del pueblo).
Al margen de que desde la corporación municipal hubieran debido poner el caso en manos de la justicia (no lo harán, son sus socios de gobierno), la respuesta institucional no puede caracterizarse por la tibieza, por la ambigüedad y por el desconcierto. Así, tras tan vergonzosa actuación por parte del edil, hemos presenciado un cruce de declaraciones contradictorias: que si había sido cesado, que si no lo ha sido; que si la culpa es mía, que si es del de más allá.Lo cierto es que, cesado o no, la situación debe aclararse lo antes posible, pues resulta insostenible vivir en una localidad en la que el alcalde es desautorizado por sus subordinados sin que el hecho tenga repercusiones reales.
Así pues, y ya que el señor Holgado no presentará su dimisión (se cree por encima del bien y del mal), creo que es bueno que desde la corporación municipal sea apartado de todos sus cargos de responsabilidad política, pues ha demostrado la máxima deslealtad hacia el alcalde y hacia los ciudadanos que le favorecieron con sus votos.La democracia va más allá de sentirse dios por haber sido refrendado con determinado número de votos (escasos en comparación con los obtenidos por la formación gobernante).
Democracia es asumir el lugar que a cada uno nos corresponde, defender las instituciones y cuanto representan y velar por los intereses generales por encima de los particulares.Señor alcalde, por el bien Villamayor, por el bien del espíritu democrático, aparte, por favor, al señor Holgado de cualquier responsabilidad en la política municipal."