ARTICULO DE ELENA DIEGO


TU ERES DEMOCRÁTA PERO YO MÁS.
Desde siempre ser socialista y dedicarte a la política ha sido un cliché que desde partidos de izquierda han utilizado para atacarnos. Hace ya unos años decidí, representando a mi Partido participar en una plataforma ciudadana en defensa de los inmigrantes, el primer día un compañero de otro partido puso encima de la mesa la siguiente propuesta: “si a esta Plataforma viene alguien del Partido Socialista o se va ella o me voy yo”. Yo continué acudiendo, el decidió lo contrario. Me dolió, y mucho.
Desgraciadamente para algunos, con la consiguiente alegría del Partido Popular y algunos medios afines, parece que para ser de “izquierdas” en España hay que tener una especie de gen que quienes somos socialistas y ejercemos la política no tenemos. Nunca he escrito sobre esto, entre otras cosas porque tengo la gran suerte de compartir vivencias políticas y vitales con personas maravillosas de las que cada día aprendo, por supuesto respeto y aunque podamos estar en desacuerdo en algunas cosas, son más las que nos unen que las que nos separan. Ellos y ellas no dudan de mis valores y mi lucha desde la izquierda, porque lo de tener familiares en las cunetas no es patrimonio de algunos, es de todos nosotros y nosotras, quienes creemos de verdad en la democracia y en la necesidad de los equilibrios institucionales para la convivencia.
Hoy me he decidido a escribir porque tenemos que estar juntos frente a otros, los que en algunas ocasiones se dan golpes en el pecho y son más demócratas que nadie pero que cuando algo no les gusta, cómo es la sentencia del tribunal Europeo de Derechos Humanos, deciden también en nombre de la “democracia”, romper las reglas del juego utilizando el poder y algunos medios de comunicación para ganarse el apoyo de la ciudadanía utilizando las tripas, y eso es muy peligroso.
Estos días, tras la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en relación con la Doctrina Parot, cuando, como demócrata convencida que soy, expreso la necesidad de respetar y acatar la sentencia, instantáneamente soy “amiga” de los etarras o una “roja” antisistema. Por supuesto que hay que estar junto a las víctimas, siempre he estado junto a ellas, en cualquier parte del mundo, con independencia del grupo terrorista que las asesinara, siempre y me duele que se dude de ello. Por supuesto que esta sentencia es un varapalo para una doctrina que ha sido aplicada por los tribunales españoles durante años, y sus efectos para las víctimas van a ser dolorosos, generarán inseguridad y preocupación en la sociedad. Ante ello quienes tienen responsabilidad de gobierno y todos los actores de la política española tenemos que darles respuestas pero es inadmisible para nuestra democracia que cargos públicos se manifiesten contra una resolución como la del Tribunal de Estrasburgo. Desde mi punto de vista lo que ocurra mañana puede ser un punto de inflexión para nuestra democracia que, junto con las contrarreformas que el Gobierno está llevando a cabo en estos 2 años nos están abocando a retroceder a otros tiempos donde la igualdad entre los ciudadanos y ciudadanas de este país estaba lejos de ser una realidad. Debemos unirnos, seremos más fuertes, nuestras diferencias son menos que nuestros valores compartidos, nuestros mayores lucharon por la democracia, con sus defectos y debilidades, pero la nuestra no debe ser de “quita y pon”, la nuestra se basa en el respeto claro a la división de poderes y al respeto, sin dudas, a la justicia, a pesar de que ello nos pueda generar